En usuarios que acaban de iniciarse dentro de la industria de la impresión es muy normal encontrar siempre el mismo error. No, el tipo de tinta no es como el tipo de papel a utilizar. No se puede escoger en función del proyecto o el documento a imprimir.
Y es así porque en realidad es la tecnología del equipo la que marca el tipo de tinta a emplear. Los fabricantes ya indicamos muy bien qué tipo de consumible hay que emplear dependiendo del modelo, y salirse de eso puede estropear la tecnología o provocar pérdida notoria de calidad.
Entonces, ¿de qué hablamos? Pues principalmente de impresoras láser y de impresoras de inyección de tinta o inkjet. Partiendo de esto sí que podemos hablar de una tipología concreta de tintas.
Las impresoras láser, como casi todas las que conforman nuestro catálogo, emplean tóner; un polvo de tinta seca habitualmente de color negro que se imprime en el papel por medio de una atracción química. Luego se fija con calor y cierta presión.
El tóner es más grande en cuanto a tamaño que el cartucho de tinta líquida, y en lugar de emplear colorantes al agua apuesta por micropartículas de pigmento. Por eso es incorrecto hablar de tinta al mencionar el tóner; son cosas diferentes, aunque tengan una misma aplicación.
Durante muchos años el tóner fue la referencia absoluta del costo por impresión y la velocidad de impresión. Era la opción básica para ahorrar, mover volúmenes grandes y trabajar rápido hasta que los cartuchos recibieron un empujón de innovación. Hoy la decisión no es tanto productiva como sí tecnológica.
En nuestro caso, desde Kyocera fabricamos el tóner original con unas perlas cerámicas que aseguran que el tambor de los equipos se mantenga limpio en todo momento y así pueda entregar la mejor calidad. Solo así garantizamos el valor prometido de nuestras máquinas.
Dentro del tóner se pueden distinguir:
Ahora sí, hablamos de la tinta líquida en la que todo el mundo piensa erróneamente al hablar de las impresoras. Los dispositivos inkjet son los que utilizan estas tintas para vertirlas sobre el papel a través de los famosos cabezales de impresión. Estos suelen emplear procesos térmicos. Aquí encontramos una variedad casi infinitas de tipos de cartuchos de tinta, que, de nuevo, están condicionados por el modelo de impresora, la marca y la tecnología patentada para cada caso. Pero empecemos por la clasificación más general; aplica a todo lo que viene después.
*Dejamos fuera la tinta sólida por su escasa implantación en el mercado.
Es un tipo de tinta formada por colorantes solubles y disueltos en algún tipo de líquido (puede ser o no agua). Ofrece colores intensos y brillante —con un gran rango dinámico— y resulta más barata que la alternativa más importante, la tinta pigmentada. Sus acabados la hacen perfecta para la impresión fotográfica en papel especial para ello.
Ahora bien, al mismo tiempo la tinta colorante tiene menos pervivencia en el papel y al contacto con el agua tiende a correrse. Por eso para acabados importantes y de calidad se suele optar por la tinta pigmentada.
La tinta pigmentada está compuesta de partículas sólidas que mantienen sus formas y características (no se disuelven) en un medio líquido. Esto la hace mucho más durable y resistente tanto frente al agua como frente a la radiación de la luz solar. Así, tenemos un consumible prefecto para la impresión profesional por sus garantías de homogeneidad.
Por contra, la tinta pigmentada es obviamente más cara que la tinta colorante, y además ofrece acabados menos brillantes e intensos; lo que puede que no sea relevante en según que tipo de impresiones y negocios. Todo es relativo. Por ejemplo, resulta interesante en tejidos y otros acabados artísticos donde se buscan negros profundos.
En algunos rincones de la web encontrarás también una clasificación de los tipos de tinta por su velocidad de secado en el papel. ¿Hasta qué punto esto es correcto? En realidad, estamos hablando de lo mismo, solo que poniendo el foco en una de las particularidades de cada tinta.
La tinta de secado lento es la tinta pigmentada; con mismas particularidades y utilidades. Sí que añadimos aquí que es la más habitual en impresoras monocromáticas, como las que puedes encontrar en el portafolio de Kyocera tanto en A3 como en A4. Esta tinta tarda más en secar, claro, pero a cambio dura mucho más sobre el papel.
Y en cuanto a la tinta de secado rápido, ya imaginarás que estamos ante la misma tinta colorante. La computarización cromática que ofrece permite un abanico de colores casi infinito, con todas las inconveniencias que ya hemos mencionado antes.
En una categoría superior tenemos las tintas acuosas y las de sublimación. Y lo decimos así porque tanto las tintas pigmentadas como las colorantes están incluidas en las de base agua. Son, al fin y al cabo, tintas cuyo componente principal es el agua.
En usos textiles se las compara con las tintas plastisol por no contener ningún tipo de plásticos ni PVC y ser más ecológicas. ¿Qué pasa con las tintas de sublimación? Estas pasan directamente de sólido a gaseoso para imprimirse sobre la tela. Es ideal para textiles de poliéster.
Dejando de lado la calidad, que no influye en la decisión porque ahí entra en juego el tipo de tecnología, frente a dos tipos de tinta, por ejemplo, pigmentadas, sí que podrías tener dudas. ¿Cómo compararlas? Aquí hablamos del rendimiento de la tinta.
Para medirlo tienes que fijarte en el número total de páginas a imprimir con un solo cartucho completo, y en el costo por página, que no es otra cosa sino el resultado de dividir el costo de cada impresión por el costo completo del cartucho.
En Kyocera puedes consultar con todo detalle estos datos mirando las fichas de nuestras impresoras. Entra en nuestra web, elige tu máquina y asegúrate de que estás empleando el mejor tipo de tinta posible.