La sostenibilidad, independientemente del 'cómo', no es ni una estrategia cortoplacista ni una iniciativa única. La sostenibilidad es una mentalidad, una filosofía. Es la combinación de personas y procesos, tecnología y una responsabilidad colectiva.
Conceptualmente es una palabra que evoca imágenes de bosques y campos frondosos, reciclaje y un mundo sin plásticos. Sin embargo, la sostenibilidad es mucho más que iniciativas verdes. De unos años a esta parte, la opinión pública ha empezado a poner el foco en las organizaciones, en cómo interactúan y en su forma de impactar en el mundo que las rodea.
La influencia que manejan las empresas globales sobre el mundo es innegable. Estas corporaciones continúan siendo los principales impulsores de la digitalización, el empleo, el capital y la actividad económica. Moldean pueblos y ciudades e influyen en nuestros comportamientos como ciudadanos y consumidores. De ahí que el bienestar de la sociedad dependa en gran medida de la sostenibilidad de dichas empresas.
La mentalidad cortoplacista de beneficios ha imperado durante décadas; los CEOs y los CFOs trabajaban de balance en balance con el único objetivo de engordar el resultado final. Este enfoque forma parte de una fotografía caduca, que ahora está progresivamente dando paso a una nueva realidad sostenible. La responsabilidad de las organizaciones se ha trasladado al enfoque del largo plazo, como plataforma dedicada a generar valor sostenible para los accionistas.
Trascendiendo el concepto clásico de "beneficios", estamos asistiendo a un aumento de las inversiones de impacto, lideradas por una nueva generación de inversores que examinan las cuestiones medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG). Que confían en empresas que se comprometen a crear un impacto positivo en el mundo que les rodea.
Tal y como afirma Harvard Business Review, "los métodos de evaluación de empresas que manejan los inversores están cambiando radicalmente". En ese sentido, "cuando las empresas saben que los inversores tienen expectativas medioambientales específicas, tienden a mejorar sus prácticas". Los directores generales ya no pueden alegar falta de incentivos. Ya no cabe lugar a duda: ser sostenible compensa.
Siguiendo la definición de The Wall Street Journal, "para los inversores la sostenibilidad es la capacidad de una empresa para generar resultados empresariales sólidos, y al mismo tiempo superar los retos medioambientales y sociales a los que se enfrenta su sector hoy y mañana". Obstáculos como las interrupciones en la cadena de suministro, los cada vez más habituales fenómenos meteorológicos extremos y la creciente competencia por atraer y retener talento diverso.
Vivimos en una época de inestabilidad permanente agravada por la pandemia del COVID-19. Por ende, lo más probable es que las empresas tiendan a asemejarse cada vez más al mundo en el que operan. Sin un planeta saludable y una sociedad justa, todo se resiente. No hay más matices: a todas las empresas les conviene ser más sostenibles.
La sostenibilidad es una mentalidad. Una filosofía. Una combinación de personas y procesos.
Unas hablan y otras actúan. Tras comprobar su clasificación en el Top 100 Empresas Más Sostenibles del Mundo, es justo decir que Kyocera es de las primeras.
Este informe es el resultado de una rigurosa investigación que examinó las métricas de sostenibilidad de más de 5.500 empresas que cotizan en bolsa en áreas clave como: el modelo de negocio y la innovación, cuestiones sociales y de productos externos, asuntos laborales y de lugar de trabajo, transparencia, seguridad de datos y medioambiente.
Partiendo de estas categorías, Kyocera Corporation consiguió el tercer puesto en Modelo de Negocio e Innovación y quedó entre las 15 primeras del mundo en términos de Capital Humano. Este enfoque no es nada nuevo en Kyocera y puede remontarse a los principios del fundador y presidente, el Dr. Kazuo Inamori, que sustentan cada producto, servicio e interacción con las partes interesadas. Además, dejando de lado la preocupación por la satisfacción del cliente, Kyocera está igualmente decidida a trabajar con integridad y total transparencia.
Kyocera Document Solutions America, Inc. sigue encarnando estas virtudes al tiempo que añade su propio valor a la propuesta. Se percibe a través de su innovación de vanguardia tanto en hardware como en software, su condición de "Major Player" en el IDC MarketScape, las iniciativas de economía circular como su programa de reciclaje ECO footPRINT, así como su gama de dispositivos de impresión ECOSYS de larga duración, pensados para ayudar a los clientes a reducir su huella de carbono.
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"Kyocera Document Solutions no se acomoda y en el futuro seguirá buscando nuevos caminos hacia la sostenibilidad, para generar más valor a los accionistas. Creo honestamente que ignorar la sostenibilidad en la gestión del negocio aumenta el riesgo para nuestra organización", afirma Óscar Sánchez, Presidente y Director General de Kyocera Document Solutions America, Inc. Sus palabras son una poderosa declaración de intenciones que sin duda alguna terminará llamando la atención de los ambiciosos inversores.
Este período de disrupción presenta una oportunidad ideal para elevar la sostenibilidad de su negocio. Es el momento de examinar en detalle las prácticas empresariales en todos los departamentos y divisiones. Para muchos significará deshacer el camino hasta el punto de partida: ser más transparentes y centrarse en las personas, alejarse de la mentalidad arquetípica del capitalismo.
Y es que, los días del cortoplacismo y los beneficios a toda costa han llegado a su fin. Tanto los consumidores como los inversores ya no desean que se les asocie con marcas que no actúan de forma responsable o sostenible. Las organizaciones deben aceptar y asumir este hecho, o echarse a un lado.
La nueva oleada de inversores concienciados a nivel social y medioambiental, dispuestos a recompensar a las empresas por crear valor a largo plazo para la sociedad, representa una enorme gran oportunidad para los jugadores actuales.
¿Quién dará un paso al frente y lo aprovechará?
Nos mantenemos firmes e inalterables en todo lo que hacemos.